Sin nada que hacer, puedes distanciarte; con todo que hacer, te vuelves apegado, pero cuando haces todo y permaneces desapegado, cuando te mueves con la multitud, en el mundo y sin embargo, solos, entonces está sucediendo algo de verdad.
Si no sientes ira al estar solo, no cuenta. Cuando estas solo no sentiras ira, porque la ira es una relación, necesita a alguien con quien enfadarse. A menos que estes furioso, solo no sentiras ira; estará dentro, pero no encontrará ninguna salida. Cuando el otro está presente, no estar furiosos entonces sí que cuenta.
Cuando no tienes dinero, ni objetos ni casa... si estas desapegado, ¿qué dificultad hay en ello?. Pero cuando lo tienes todo, y permaneces desapegado “un mendigo en un palacio”, entonces se ha alcanzado algo muy profundo.
Si te trasladas al Himalaya y estas desapegado, eres una única nota de música; si vives en el mundo y estas apegado, una vez más eres una única nota de música.
Pero cuando estas en el mundo y más allá de él, y llevas tu propio Himalaya en el corazón eres una armonía, no una única nota.
Y tiene lugar la armonía, incluyendo la de todas las notas discordantes, una síntesis de los opuestos, un puente entre dos orillas.
Y lo más elevado solo es posible cuando la vida es muy compleja, solo en la complejidad acontece lo más elevado.
Cuando ves ira en otros, ve a hurgar en ti mismo y allí la encontraras; cuando ves demasiado ego en otros, ve adentro y allí encontraras ego.
El interior funciona como un proyector; otros se convierten en pantallas y comienzas a ver películas sobre otros que son realmente tus propias cintas.
El único problema con la tristeza, la desesperación, la ira, la impotencia, la ansiedad, la angustia, la desdicha, es que quieres deshacerte de ellas. Esa es la única barrera. Tendras que vivir con ellas.
Representan la precisa situación en que la vida ha de integrar y crecer. Son los retos de la vida.
Aceptalos. Son bendiciones disfrazadas.
Osho.
No puedes escapar.
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